INFORME DE GEOPOLÍTICA

I. INTRODUCCIÓN: LA DÉCADA MÁS PELIGROSA DESDE 1945

En menos de veinticuatro horas, las grandes placas tectónicas de la geopolítica han vuelto a desplazarse. La guerra en Ucrania entra en una fase decisiva donde las negociaciones ya no buscan la victoria absoluta sino la supervivencia institucional del Estado ucraniano. Estados Unidos redefine su arquitectura de alianzas mediante pactos estratégicos que consolidan el eje atlántico ampliado pero, al mismo tiempo, relegan a Europa a un papel de espectadora tardía.

El Golfo Pérsico y el conjunto de las monarquías árabes del Golfo adquieren una autonomía industrial y militar sin precedentes: ya no son solo compradores de sistemas de armas; se convierten en fabricantes y exportadores. China y Japón se adentran en un “invierno largo” que definirá los equilibrios de Asia Oriental durante la próxima década, con Taiwán como epicentro de un choque estructural. La inteligencia artificial acelera la carrera tecnológica más determinante del siglo XXI, en la que Nvidia encarna la supremacía tecnológica occidental frente a un bloque chino que intenta cerrar la brecha a marchas forzadas.

Gaza se precipita hacia un punto de no retorno. O se impone un mínimo de orden internacional, o la Franja se convertirá en un agujero negro de terrorismo, crimen organizado y proyectos expansionistas del eje iraní. Polonia, por su parte, ofrece un ejemplo de respuesta firme y proporcionada a la guerra híbrida rusa tras el sabotaje ferroviario en el eje Varsovia–Lublin. Y en el G20 de Sudáfrica se juega una batalla silenciosa por el relato del desarrollo y la desigualdad entre un modelo occidental exigente pero abierto y una alternativa autoritaria que explota la fatiga del Sur global.

Vivimos un retorno acelerado al realismo estratégico con conciencia democrática: un escenario donde conviven la coerción militar, la competencia tecnológica brutal, la resiliencia energética como factor existencial, la diplomacia firme sobre principios y la necesidad de sostener un orden internacional que, sin guardianes decididos, se disolvería en un caos de revisionismo territorial, inseguridad y violencia sistemática.

Occidente se juega su futuro en tres frentes simultáneos:

  1. La preservación de un orden internacional abierto, basado en derechos y libertades, frente a quienes apuestan por la fuerza y la opacidad.

  2. La resiliencia tecnológica, económica y militar frente a China, Rusia e Irán.

  3. La cohesión interna de Estados Unidos, presupuesto indispensable para la estabilidad del planeta.

Los próximos meses serán decisivos para saber si el eje atlántico se refuerza o cede, si Europa despierta o permanece ausente y si el Sur global percibe a Occidente como socio serio o como potencia distante e incoherente.

II. OCHO NOTICIAS PRINCIPALES (VERSIÓN AMPLIADA Y FUSIONADA)

1. Gaza: el plan internacional no es una opción más; es la única salida viable

Hechos

El Consejo de Seguridad ha aprobado una resolución que autoriza una fuerza internacional de estabilización en Gaza bajo liderazgo occidental y una Junta de Paz presidida por Estados Unidos. Esa Junta asumirá, de forma transitoria, tareas de administración, reconstrucción y seguridad. Israel respalda el plan operativamente porque le permite retirar tropas sin dejar un vacío de poder absoluto. Hamás lo rechaza frontalmente, amenaza con atacar a cualquier fuerza internacional y anuncia una insurgencia permanente.

Estados Unidos, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Jordania comparten un diagnóstico realista: sin una intervención internacional sólida y prolongada, Gaza se hundiría en un caos total en semanas. Sin una presencia robusta, el territorio sería tomado por facciones islamistas rivales, por redes criminales y por proxies iraníes. Sin administración internacional, no habría servicios básicos, ni reconstrucción, ni horizonte político mínimamente racional.

Implicaciones

El discurso que presenta el plan como un “protectorado colonial” es, además de simplista, profundamente irresponsable. No existe ninguna alternativa operativa que no pase por una combinación de autoridad internacional, fuerza creíble y reconstrucción coordinada. La experiencia de Irak, Siria y el Líbano es elocuente: allí donde desaparece el Estado y el mundo mira hacia otro lado, surgen las peores bestias del caos.

El plan de la ONU para Gaza:

  • No sustituye a los palestinos, sino que intenta protegerles de la lógica suicida de Hamás.

  • Ofrece a Israel una seguridad estructurada, bajo el paraguas de una legitimidad internacional que, sin el plan, sencillamente no existiría.

  • Devuelve protagonismo a los países árabes moderados, que pueden por fin disputar a Irán la bandera palestina.

  • Refuerza el papel de Estados Unidos como arquitecto indispensable del orden regional.

  • Da a los palestinos un horizonte de estabilidad, reconstrucción y futuro político fuera del secuestro islamista.

La alternativa es clara: o misión internacional robusta, o Gaza como agujero negro de inseguridad para todo Oriente Medio y el Mediterráneo. En estas condiciones, el plan no es una opción más, sino la única salida viable.

2. EE. UU.-Arabia Saudí: nace un eje estratégico decisivo para el siglo XXI

Hechos

Estados Unidos ha designado a Arabia Saudí como “aliado importante fuera de la OTAN” y ha formalizado un acuerdo de defensa y cooperación estratégica que abarca:

  • Defensa territorial ampliada y protección frente a amenazas externas.

  • Cooperación nuclear civil bajo estrictas salvaguardas internacionales.

  • Inversiones saudíes masivas en tecnología, energía y defensa estadounidenses.

Riad se integra, de facto, en el núcleo duro de aliados occidentales que reciben garantías de seguridad extensas a cambio de alineamiento estratégico contra Irán, Rusia y la penetración china.

Implicaciones

La alianza formalizada responde a un cálculo frío y correcto:

  • Una Arabia Saudí claramente integrada en la arquitectura de seguridad occidental garantiza estabilidad en una región que sigue siendo vital para los mercados energéticos, las rutas comerciales y el equilibrio de poder global.

  • El pacto nuclear civil, debidamente verificado, demuestra que Occidente puede proyectar influencia y tecnología sin renunciar a la no proliferación, frente a modelos opacos como el iraní.

  • La gran inversión saudí en sectores de punta estadounidenses crea un tejido de interdependencia que convierte la alianza en irreversible a medio plazo: si a Washington le interesa el capital saudí, a Riad le interesa la protección, las garantías y el acceso tecnológico.

Para Europa, todo esto es vital, pero la UE actúa como espectadora, no como decisora. El Golfo se convierte en el pilar energético y militar del orden occidental ampliado, pero la silla europea en la mesa de decisiones pesa mucho menos de lo que debería. Esa es una decisión política, no un designio del destino.

3. Venezuela: el “big stick” moderno ya está desplegado

Hechos

Trump ha autorizado operaciones encubiertas de la CIA en Venezuela con el objetivo explícito de contener el narco-Estado y desarticular la red criminal conocida como el Cartel de los Soles, que funciona como engranaje central del régimen. Paralelamente, el portaaviones USS Gerald R. Ford se aproxima al Caribe con unos 15.000 efectivos y un grupo de combate completo. Se estudia la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, lo que abriría la puerta a acciones más contundentes y coordinadas.

No se trata de una aventura ideológica, sino de gestión de un riesgo sistémico: un Estado que ha convertido su aparato en estructura de narcotráfico y desestabilización es una amenaza directa para la seguridad del Hemisferio Occidental.

Implicaciones

Estados Unidos ha decidido dar prioridad a la seguridad hemisférica y afrontar la verdad incómoda: Venezuela es el corazón de una red que alimenta la heroína y la cocaína que mata a decenas de miles de personas al año en América y Europa; lava miles de millones que distorsionan sistemas financieros; y empuja a millones de ciudadanos a la emigración masiva, desestabilizando países vecinos.

Las operaciones encubiertas tienen fundamento jurídico en la lucha antiterrorista y antidrogas. No estamos ante un capricho, sino ante el reconocimiento de que la impunidad de un narco-Estado es incompatible con la estabilidad regional.

Si la presión no obtiene resultados, la opción de una intervención limitada, rápida y quirúrgica será cada vez más verosímil. Su objetivo no sería una ocupación al estilo antiguo, sino:

  1. Neutralizar las capacidades militares y represivas clave del régimen.

  2. Romper el vínculo operativo entre aparato estatal y crimen organizado.

  3. Facilitar una transición que cuente con legitimidad democrática interna, reforzada por figuras como María Corina Machado, cuyo Nobel de la Paz ha otorgado una pátina de legitimidad internacional nada desdeñable.

La reacción regional será desigual: democracias liberales comprenderán la lógica de seguridad; el eje bolivariano y sus aliados retóricos gritarán “imperialismo”. El mensaje de fondo, sin embargo, es inequívoco: Estados Unidos no tolerará indefinidamente un narco-Estado a dos horas de Florida.

4. Nvidia: oxígeno inmediato para los mercados, pero la batalla por la IA continúa

Hechos

Nvidia ha vuelto a batir récords de ingresos y beneficios, impulsada por la demanda global de procesadores avanzados para inteligencia artificial. Los resultados han disipado, al menos temporalmente, el miedo inmediato a una burbuja especulativa descontrolada. La compañía mantiene su liderazgo indiscutible en GPUs para centros de datos y aplicaciones críticas.

Persisten, no obstante, debates sobre “acuerdos circulares” con startups del sector, financiadas en parte por la propia Nvidia y cuyos modelos de negocio dependen casi íntegramente de la adquisición continuada de sus chips. A pesar de ello, la demanda real verificada sigue siendo muy elevada. Todo el ecosistema de IA generativa, defensa inteligente, ciberseguridad y simulación depende de estos procesadores.

Implicaciones

El liderazgo de Nvidia es un activo estratégico de primera magnitud para Occidente. No es una empresa estatal, ni una criatura de laboratorio político: es el producto de décadas de innovación privada, competencia de mercado y un entorno institucional que favorece la creatividad. Eso marca una diferencia abismal con un ecosistema chino más opaco, más dirigido desde el Estado y menos transparente.

La exclusión de China del acceso a chips avanzados, vía restricciones de exportación, no es una anécdota técnica: es una decisión geoestratégica de enorme calado. En la práctica:

  • Asegura que la ventaja occidental en IA y computación de alto rendimiento se mantenga durante años.

  • Dificulta que China pueda equiparar sus capacidades militares y de vigilancia inteligente a corto plazo.

  • Obliga a Pekín a invertir en alternativas locales que tardarán años en madurar.

Para Europa, la ausencia de un actor comparable a Nvidia es un problema existencial. Sin un campeón propio, la UE está condenada a depender de tecnologías ajenas. La única salida razonable pasa por:

  1. Integrarse plenamente en la cadena tecnológica atlántica, aceptando que su seguridad digital depende de alianzas estrechas con EE. UU. y sus socios.

  2. Acelerar inversiones en investigación básica y en clusters de semiconductores que, aunque no alcancen el tamaño de Nvidia, reduzcan la brecha.

La batalla por la IA es, en realidad, la batalla por la hegemonía del siglo XXI. En ella, Nvidia es hoy uno de los pilares de la supremacía tecnológica occidental.

5. Japón-China: empieza un “invierno largo” con Taiwán en el centro

Hechos

China ha suspendido de nuevo las importaciones de productos del mar procedentes de Japón y ha añadido medidas de presión simbólica y económica: cancelación de estrenos cinematográficos, restricciones a vuelos y mensajes agresivos en la prensa oficial. Todo ello en respuesta a declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, que ha vinculado explícitamente la seguridad de Japón con la defensa de Taiwán.

Tokio ha respondido reforzando sus lazos con Washington, Canberra e India, dentro del marco del Quad, y accelerando su propia modernización militar. Ha dejado de lado la ambigüedad: un ataque a Taiwán será tratado como amenaza directa a su supervivencia nacional.

Implicaciones

La represalia comercial china confirma un patrón ya conocido: Pekín utiliza la economía como arma de coerción política. Pretende castigar a quienes desafían sus líneas rojas e intimidar a otros para que no se atrevan a imitarlos. Sin embargo, la estrategia genera efectos contrarios a los buscados:

  • Refuerza la percepción de China como actor coercitivo e imprevisible.

  • Acelera la diversificación de mercados y cadenas de suministro en Japón.

  • Consolida el alineamiento de Tokio con la estrategia estadounidense de contención en el Indo-Pacífico.

Japón ha decidido asumir costes económicos hoy a cambio de claridad estratégica mañana. Prefiere ser un socio fiable de un sistema de alianzas robusto antes que rehén económico de un vecino cada vez más asertivo.

El Indo-Pacífico se confirma así como centro de gravedad de la política mundial. Allí se juegan la libertad de navegación, el control de los semiconductores, la autonomía de Taiwán, la credibilidad del sistema de alianzas estadounidense y el equilibrio general de poder. Europa, si no se inserta con decisión en esa arquitectura, verá reducirse aún más su peso geopolítico.

6. Ucrania: la paz basada en cesión territorial no es deseable, pero puede ser la opción pragmática

Hechos

Informaciones convergentes, encabezadas por Reuters y otros medios, confirman que Estados Unidos y Rusia trabajan sobre un plan de paz de 28 puntos que incluiría, al menos, los siguientes elementos:

  • Cesión territorial limitada por parte de Ucrania a Rusia, consolidando de facto algunas ocupaciones.

  • Garantías de seguridad internacionales verificables sobre el resto del territorio ucraniano.

  • Neutralidad militar relativa de Kiev, con una integración occidental institucional y económica “congelada pero potencial”.

Al mismo tiempo, Rusia sigue atacando objetivos civiles. El bombardeo contra un bloque residencial en Ternópil, con al menos 26 muertos (incluidos menores), decenas de desaparecidos y más de cien heridos, demuestra que Moscú continúa utilizando el terror contra la población como herramienta de presión.

En paralelo, un sabotaje ferroviario en el eje Varsovia–Lublin, atribuido por Polonia a la inteligencia militar rusa (GRU) con ejecución logística de ciudadanos ucranianos refugiados en Bielorrusia, subraya que la guerra híbrida no conoce fronteras claras.

Implicaciones

Que exista un proceso negociador es, por sí mismo, positivo: una guerra congelada sin horizonte desgasta a Ucrania y a Occidente. Sin embargo, la calidad de la paz importa tanto como su mera existencia. Una paz que consagre la cesión de territorios sin garantías robustas enviaría un mensaje devastador: la agresión compensa. Otros actores tomarían nota desde el Cáucaso hasta el Sahel.

Desde un punto de vista estrictamente atlantista, el dilema es brutal pero ineludible:

  • Una cesión territorial limitada, acompañada de garantías sólidas, reconstrucción militar y adhesión progresiva a estructuras occidentales, podría preservar la soberanía real de Ucrania y estabilizar el frente europeo.

  • La alternativa podría ser una prolongación indefinida del conflicto, con capacidad rusa para seguir destruyendo infraestructuras y vidas, y con una fatiga creciente de opiniones públicas occidentales.

Polonia, los países bálticos y otros socios de primera línea temen que se repita la historia de las cesiones apaciguadoras. Su preocupación es legítima. La respuesta no puede ser negar la realidad, sino exigir estar en la mesa donde se toma la decisión y condicionar la paz a:

  1. Garantías verificables de seguridad.

  2. Reforzamiento masivo del flanco oriental de la OTAN.

  3. Compromisos claros de reconstrucción y rearme ucraniano.

Solo así Ucrania podrá convertirse en una especie de “Israel del Este”: quizá con menos territorio del que legítimamente le pertenece, pero con capacidades militares, inteligencia y resiliencia suficientes para disuadir cualquier nueva agresión.

7. Estados Unidos: archivos Epstein, mapa electoral de Texas y resiliencia institucional

Hechos

Trump ha firmado la ley conocida como Epstein Files Transparency Act, que obliga al Departamento de Justicia a publicar los archivos no clasificados del caso Epstein. Se trata de una iniciativa con un apoyo prácticamente unánime en el Congreso, que responde a una demanda social profunda de transparencia sobre las conexiones entre el magnate y una parte de las élites políticas, económicas y mediáticas.

En paralelo, un tribunal ha bloqueado el nuevo mapa electoral de Texas, al considerar que discriminaba a minorías y vulneraba la legislación electoral. El episodio es una nueva muestra de hasta qué punto la política norteamericana se libra cada vez más en los tribunales.

Implicaciones

La liberación de los archivos Epstein es un acto de gobernanza limpia que marca la diferencia entre sistemas democráticos y regímenes autoritarios. La apertura documental, por dolorosa que resulte para muchos, es precisamente el mecanismo que permite a una democracia autocorregirse y depurar responsabilidades. El coste inmediato será alto para algunos nombres; el beneficio a largo plazo en términos de credibilidad institucional es incalculable.

El bloqueo del mapa texano ilustra la normalización del lawfare electoral: la lucha por el poder se traslada a los tribunales. Eso entraña riesgos (politización de la justicia) pero también oportunidades (capacidad de corregir abusos y garantizar reglas mínimamente equitativas).

Para los aliados atlantistas, el mensaje esencial es el siguiente: un Estados Unidos polarizado, turbulento y ruidoso, sí; pero también un país con instituciones capaces de examinarse, corregirse y depurarse. Esa combinación de conflicto abierto y resiliencia institucional es, paradójicamente, una de las razones por las que el sistema norteamericano sigue siendo el pilar insustituible del orden liberal.

8. Dubai Air Show: el Golfo se consolida como nuevo centro industrial militar del mundo

Hechos

El Dubai Air Show ha confirmado la transformación del Golfo en fábrica mundial de poder militar. Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y otros actores de la región firman contratos por miles de millones de dólares, no solo para comprar sistemas de armas occidentales, sino para producirlos, ensamblarlos y exportarlos.

EDGE (EAU) sella joint ventures con Leonardo (Italia) e Indonesia; Corea del Sur ofrece su caza KF-21 en paquetes multimillonarios; China compite con drones y cazas como alternativa más barata; y los grandes fabricantes occidentales pugnan por posicionarse junto a socios que ya no aceptan un rol pasivo.

Implicaciones

El Golfo ha dejado de ser un simple mercado para convertirse en plataforma industrial de defensa. Eso tiene varias consecuencias:

  • Aumenta la autonomía estratégica árabe, pero en la práctica lo hace en clave atlantista: la tecnología crítica sigue siendo, en su inmensa mayoría, occidental.

  • Refuerza el eje con Estados Unidos y, en menor medida, con algunos países europeos, siempre que estos últimos sean capaces de ofrecer soluciones competitivas.

  • Debilita la capacidad de China y Rusia para usar la venta de armas como palanca exclusiva de influencia en la región.

Europa, una vez más, aparece desdibujada. Su fragmentación política y su lentitud regulatoria la están expulsando, poco a poco, del núcleo de decisiones industriales globales. Mientras el Golfo, Estados Unidos y el Indo-Pacífico se reconfiguran a velocidad de vértigo, la UE sigue atrapada en debates internos interminables.

III. RACK DE MEDIOS (VISIÓN COMPARADA)

  • Reuters (cables + podcast): marca los ejes de la jornada: plan de paz para Ucrania, resultados de Nvidia, deterioro Japón–China, archivos Epstein, mapa electoral de Texas, resolución para Gaza.

  • The New York Times / Washington Post / CNN: insisten en la dimensión interna de la política norteamericana (Epstein, Texas, polarización) y en el impacto exterior de decisiones como la autorización de operaciones encubiertas en Venezuela o el plan para Gaza.

  • Wall Street Journal / Financial Times / The Economist: ponen el acento en la ecuación económica–estratégica: burbuja de IA, liderazgo de Nvidia, alianza EE. UU.–Arabia Saudí, autonomía industrial del Golfo y vulnerabilidad estructural de Europa.

  • Le Monde / Le Figaro / FAZ / Die Welt: muestran inquietud ante el plan para Ucrania y la posibilidad de una paz basada en cesión territorial, así como ante la creciente irrelevancia europea en las grandes decisiones.

  • Al-Arabiya / Arab News / Asharq Al-Awsat / Saudi Gazette: presentan el eje Washington–Riad como triunfo estratégico del Reino y consolidación del liderazgo saudí en el mundo árabe, mientras observan con ambivalencia el plan para Gaza.

  • Yomiuri Shimbun / The Japan Times / South China Morning Post / China Daily: destacan el endurecimiento japonés respecto a Taiwán y la respuesta coercitiva china en el ámbito comercial y cultural, enmarcado todo ello en una rivalidad estructural.

  • Medios de América Latina (Clarín, El Mercurio, Reforma, etc.): leen el despliegue norteamericano hacia Venezuela como prueba de que el narco-Estado ha dejado de ser un problema local para convertirse en cuestión hemisférica de primer orden.

IV. SEMÁFORO DE RIESGOS (VERSIÓN REFORZADA)

Nivel

Riesgo

Comentario reforzado

🔴 ROJO

Venezuela: posible intervención limitada de EE. UU.

El escenario político, jurídico y militar está preparado. Si Maduro no ofrece una vía de transición, la probabilidad de acciones cinéticas aumenta considerablemente.

🔴 ROJO

Gaza: ataques contra la fuerza internacional

Hamás y otros grupos intentarán dinamitar el plan desde el primer día. La misión es necesaria y viable, pero inevitablemente peligrosa.

🔴 ROJO

Ucrania: paz con cesión territorial controlada

Alto riesgo político en Europa y precedentes delicados a nivel global, aunque pueda ser la opción pragmática para estabilizar el frente y reforzar el flanco Indo-Pacífico.

🟠 NARANJA

Burbuja de IA / Nvidia

Los resultados dan oxígeno, pero los desequilibrios de fondo permanecen. Una corrección brusca golpearía a los mercados y al relato de prosperidad occidental.

🟠 NARANJA

China–Japón / Taiwán

Probabilidad significativa de incidente naval o aéreo mal gestionado que podría desencadenar una escalada rápida si no existen canales de desescalada operativos.

🟡 AMARILLO

Polarización institucional en EE. UU.

El lawfare electoral y los grandes escándalos tensionan el sistema, pero la transparencia y la capacidad de autocorrección siguen siendo fortalezas esenciales.

🟡 AMARILLO

Proliferación nuclear en Oriente Medio

Irán acelera, Turquía observa, Egipto y Emiratos toman nota. A corto plazo el riesgo es moderado; a medio y largo plazo, puede convertirse en el desafío de seguridad más grave de la región.

V. CONCLUSIÓN EDITORIAL - VERSIÓN FUSIONADA Y REFORZADA

Occidente entra en la etapa más peligrosa desde 1945, pero también en una de las más lúcidas desde el final de la Guerra Fría. Ha comprendido, por fin, que el mundo no se rige por deseos sino por fuerzas; no por declaraciones solemnes sino por capacidades; no por retórica, sino por voluntad política.

Estados Unidos, a pesar de la críticas que ha recibido la presente Administración de aislacionismo, los hechos demuestran lo contrario. EEUU vuelve a ejercer liderazgo claro en la escena geopolítica.

Define la agenda, construye alianzas, toma decisiones difíciles sobre Ucrania, asume la responsabilidad de estabilizar Gaza, afronta el narco-Estado venezolano y blinda el eje tecnológico de la IA.

Arabia Saudí, Emiratos, Japón, Australia y otros socios refuerzan un orden occidental ampliado que incluye a democracias consolidadas y a monarquías reformistas que han entendido que su futuro pasa por el anclaje atlántico, no por aventuras con potencias revisionistas.

El Indo-Pacífico se consolida como centro de gravedad del siglo XXI. Allí se decide el futuro de la libertad de navegación, la independencia de Taiwán, el equilibrio del poder naval, la cadena global de semiconductores y el éxito o fracaso de la contención de un China cada vez más asertiva.

Irán, Rusia y, en menor medida, China presionan desde los márgenes, pero siguen sin ofrecer un modelo de orden alternativo creíble. Lo que ofrecen no es un sistema mejor, sino un mundo más peligroso, más opaco y más violento.

¿Y Europa?

Europa comenta, analiza, se indigna, moraliza… pero actúa demasiado poco y demasiado tarde. Se aferra a una retórica que ya no basta, mientras la redistribución real del poder se decide en Washington, Riad, Dubái, Tokio, Nueva Delhi y Canberra.

Éste es el momento para que Europa recupere su vocación atlántica, renuncie a los espejismos del falso equidistanismo, reinvierta en defensa, asuma su identidad occidental sin complejos y vuelva al terreno de juego como actor, no como comentarista.

El mundo no va a esperar. Cuando la Unión Europea decida, por fin, que quiere estar en el círculo donde se toman las grandes decisiones, puede que las reglas ya estén escritas, las alianzas selladas y los recursos críticos comprometidos.

La ventana de oportunidad es estrecha, pero todavía existe.

La pregunta ya no es si Europa puede.

La pregunta, brutal y simple, es si Europa quiere.

Claves del día de Jose A. Vizner

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