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INFORME DE GEOPOLÍTICA

Introducción analítica
El tablero internacional vive un momento de acumulación de tensiones que ya no son episodios aislados, sino síntomas de una deriva estructural.
Gaza entra en una fase de protectorado internacional de facto, diseñado en Washington y bendecido en Nueva York por las NNUU que, más allá de las críticas y rabietas de los pocos que se oponen, es la única solución viable. Una parte de Hamas lo acepta a regañadientes y los disidentes minoritarios se oponen frontalmente. Pero toda la organización terrorista se niega a desarmarse y eso es inaceptable bajo todo punto de vista.
En el este de Europa, Rusia endurece su ofensiva en torno a Pokrovsk justo cuando Francia firma con Ucrania un acuerdo aéreo de largo alcance que Europa no sabe aún cómo financiar ni cómo sostener políticamente. En el sur de Asia, la condena a muerte de Sheikh Hasina abre la caja de Pandora de las transiciones punitivas y amenaza con desestabilizar un espacio clave entre India, China y el océano Índico.
Washington reconfigura simultáneamente tres tableros: refuerza a Ucrania a medio plazo, arma a Arabia Saudí con cazas de quinta generación y despliega una presencia naval y aérea sin precedentes en el Caribe bajo el paraguas de la imprescindible lucha contra el narcotráfico.
En paralelo, la guerra híbrida se instala en el territorio de la OTAN con el sabotaje ferroviario en Polonia, mientras en Asia oriental se consolida un frente de fricción continuo que va de la península de Corea a Taiwán y las islas Senkaku.
El clima extremo y la transición energética fallida ya no son “ruido de fondo”. Las inundaciones en Indonesia y Vietnam, el estancamiento de la asociación para la transición energética en Indonesia y la disputa soterrada por minerales críticos muestran que la geopolítica del siglo XXI se juega tanto en los mercados de materias primas y en las infraestructuras como en los campos de batalla.
Con este marco, el informe se estructura en cinco partes:
Doce noticias de mayor impacto geopolítico (Hechos / Implicaciones).
Rack de Medios (dividido en bloques informativo).
Estudio de los Medios (cómo cuentan –y qué omiten–).
Semáforo de Riesgos (24–72 horas).
Análisis editorial.
DOCE NOTICIAS DE MAYOR IMPACTO GEOPOLÍTICO
1. Gaza: la ONU bendice el plan Trump y se consolida el “protectorado” internacional
Hechos
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2803 (2025), que respalda el plan de paz de veinte puntos impulsado por el presidente Trump para Gaza.
La resolución autoriza una Fuerza Internacional de Estabilización y una Junta de Paz (Board of Peace) presidida por el propio Trump, con mandato para administrar el territorio y supervisar el desarme de Hamas.
El esquema prevé alto el fuego consolidado, retirada escalonada del Ejército israelí, administración tecnocrática palestina tutelada y una referencia deliberadamente ambigua a una futura “ruta hacia un Estado palestino”.
Hamas ha rechazado el plan como una forma de “tutela extranjera”, mientras que varios Estados árabes (Arabia Saudí, Qatar, Egipto, entre otros) lo aceptan con evidentes reservas, por entender que sin mandato del Consejo de Seguridad la fuerza internacional sería insostenible.
Rusia y China se abstuvieron. Moscú habla abiertamente de un diseño “casi colonial” y Pekín insiste en que toda fuerza debe estar claramente bajo paraguas ONU y encuadrada en la solución de dos Estados.
Sobre el terreno, el alto el fuego es frágil: las autoridades gazatíes hablan de centenares de violaciones, de nuevos muertos y heridos y de una ayuda alimentaria que no llega ni a la mitad de las necesidades diarias.
En paralelo, Alemania ha anunciado que levanta el embargo parcial de armamento a Israel adoptado en agosto, alegando la estabilización del alto el fuego y volviendo al examen “caso por caso” de las licencias de exportación.
Implicaciones
Gaza pasa de guerra abierta a tutela internacional. La resolución no resuelve el conflicto, pero sí consagra un cambio de naturaleza: Gaza se aproxima a una administración internacional tutelada, con Estados Unidos como poder hegemónico en la arquitectura y con la UE, los países árabes y algunos socios asiáticos como financiadores y proveedores de tropas.
Trump concentra en su persona un poder sin precedentes en este tipo de situación, de mediador y superpotencia. El presidente estadounidense presidirá la Junta Mundial de Paz parece que rompe la separación tradicional entre mediador y parte interesada. La personalización extrema de un dispositivo de esta envergadura añade volatilidad: todo depende, en última instancia, de los cálculos políticos de un solo líder.
El actual gobierno de la Israel se ve obligado a aceptar el plan de 20 puntos, aún al precio de una crisis política interna (la firme oposición de los socios de coalición más extremistas). Para la seguridad israelí el modelo tiene ventajas evidentes: desarme de Hamas, presencia internacional y mantenimiento de un alto el fuego favorable. El coste es político: la mera mención a una “ruta” hacia un Estado palestino tensiona al máximo la coalición de Netanyahu y a su derecha nacional‑religiosa.
El mundo árabe se divide entre los protagonistas de la mediación y de La Paz, ya sea directamente como Qatar y Egipto o indirectamente pero de forma muy importante, Arabia Saudí y los EAU, y los wow se ven constreñido a aceptarlos desde fiera. Los gobiernos saben que sin un dispositivo internacional el riesgo de reincendiar la hoguera de la guerra es enorme. Las opiniones públicas perciben el esquema como una forma de protectorato reeditado. Esa disonancia entre calle y palacio es una receta conocida para futuras explosiones.
Europa exhibe de nuevo su ambivalencia. Vota a favor de la resolución, financia reconstrucción y habla de dos Estados, mientras Alemania, levanta con rapidez un embargo parcial de armas contra Israel que había sido sobre todo gesto a la galería. El mensaje al mundo es ambiguo: principios por un lado, realpolitik y contratos de defensa por otro, en suma la necesidad de imponer, si es necesario, la paz, estabilidad y seguridad
incluso con presiones y firmeza.
2. Ucrania: ofensiva rusa en Pokrovsk y “gran salto” francés con los Rafale
Hechos
Rusia ha intensificado su ofensiva en el este de Ucrania, capturando varias localidades en torno a Pokrovsk y concentrando, según Kiev, más de 170.000 soldados en el sector de Donetsk.
Las fuerzas ucranianas reconocen estar superadas hasta por ocho a uno en algunos tramos del frente y sufren graves problemas de munición y rotación.
En este contexto, el presidente Zelenski firmó en París una declaración de intenciones para la adquisición de hasta 100 cazas Rafale F4, ocho sistemas antiaéreos SAMP/T, radares avanzados y armamento guiado, con horizonte hasta 2035.
El acuerdo incluye también cooperación industrial (producción conjunta de drones interceptores) y un contrato paralelo entre Alstom y Ferrocarriles Ucranianos para 55 locomotoras eléctricas.
La financiación depende en gran medida de instrumentos europeos aún en discusión, incluida la posible utilización de beneficios derivados de activos rusos congelados.
Implicaciones
Rusia gana terreno militar mientras Ucrania obtiene promesas estratégicas. Moscú sigue acumulando pequeños avances que, sumados, pueden cambiar el mapa del Donbás. Kiev recibe un compromiso aéreo de enorme calado, pero con un calendario que va mucho más allá de las necesidades inmediatas del frente.
Francia se sitúa como pilar fundamental de la seguridad europea. Para empezar es el único de los dos miembros europeos de la OTAN con fuerzas nucleares y el único que tiene una fuerza nuclear independiente. París intenta ocupar el espacio que Alemania ha dejado libre: asume riesgos políticos y financieros para liderar el apoyo a Ucrania y, de paso, impulsa su industria de defensa. El éxito del movimiento dependerá de su capacidad para convencer y arrastrar a otros socios europeos.
Europa promete más de lo que puede entregar a corto plazo. Un centenar de Rafale requieren financiación, pilotos, infraestructura y mantenimiento. Nada de eso se improvisa. La disuasión que aportan hoy es sobre todo política: envían a Moscú el mensaje de que, incluso si la línea actual se rompe, Ucrania no será abandonada.
La guerra híbrida entra en territorio de la OTAN. El sabotaje ferroviario en Polonia, en una línea clave para el suministro a Ucrania, encaja en este patrón: Rusia golpea la logística y pone a prueba la respuesta aliada con actos “plausiblemente negables”. La frontera entre frente y retaguardia se difumina.
3. Polonia: sabotaje ferroviario y vulnerabilidad de las arterias de la OTAN
Hechos
Un artefacto explosivo dañó este fin de semana una línea ferroviaria entre Varsovia y Lublin, en una ruta crucial para el transporte de ayuda militar y humanitaria hacia Ucrania.
El primer ministro Donald Tusk calificó el incidente de “acto de sabotaje sin precedentes” contra la seguridad del Estado.
Se detectaron daños en al menos dos puntos de la misma línea, lo que sugiere coordinación previa. No hubo víctimas, pero el tráfico se interrumpió temporalmente.
Las autoridades polacas acumulan ya detenciones de células acusadas de trabajar para servicios rusos en tareas de vigilancia, fotografía de infraestructuras y preparación de sabotajes.
Implicaciones
La guerra híbrida rusa ha dejado de ser un concepto teórico. El territorio de la OTAN es ya teatro de operaciones encubiertas que buscan desgastar la capacidad europea de sostener a Ucrania. Polonia, por su papel de “hub” logístico, es el objetivo prioritario.
Las infraestructuras europeas son un punto débil evidente. Una vía férrea cortada puede retrasar munición, armas y ayuda crítica. Si este patrón se extiende a puertos, oleoductos, redes eléctricas o cables submarinos, el impacto estratégico será enorme.
La respuesta europea sigue siendo insuficiente. Más allá de declaraciones en Bruselas y en las capitales, no se ha definido todavía un umbral claro de respuesta colectiva a este tipo de ataques. Esa ambigüedad fomenta la audacia del agresor.
4. Bangladesh: la condena a muerte de la ex primera ministra Shaikh Hasina y el riesgo de crear un serio enfrentamiento diplomático con la India, aliado tradicional de Bangladesh; de hecho, fue la India la que les liberó de Pakistán
Hechos
El Tribunal de Crímenes Internacionales de Bangladesh ha condenado a muerte, en ausencia, a la ex primera ministra Sheikh Hasina y a su ex ministro del Interior por crímenes contra la humanidad durante la represión de las protestas estudiantiles de 2024.
Un informe de la ONU cifra en torno a 1.400 los muertos en un mes y medio, con uso sistemático de munición real, drones armados y un porcentaje significativo de menores entre las víctimas.
El juicio se ha desarrollado en ausencia de la acusada, refugiada en India desde la caída de su Gobierno. Dacca ha solicitado oficialmente su extradición.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha subrayado la importancia de hacer justicia a las víctimas, pero ha lamentado la imposición de la pena de muerte y ha recordado las críticas históricas a las garantías procesales de este tribunal.
Implicaciones
Bangladesh oscila entre justicia transicional y ajuste de cuentas. La misma herramienta judicial creada y reforzada por Hasina para juzgar crímenes de 1971 se vuelve ahora contra ella. La imagen de “justicia de vencedores” es inevitable si no se abordan los defectos estructurales del tribunal.
La pena de muerte deslegitima un proceso que debía restaurar confianza. No se trata de minimizar la gravedad de los crímenes, sino de afirmar un principio: una transición que recurre a la horca, en juicios en ausencia, pierde parte de su autoridad moral. El resultado puede ser la perpetuación del ciclo de venganza.
India queda atrapada en un dilema incómodo. Extraditar a Hasina equivaldría, en la práctica, a entregarla a la ejecución. No hacerlo tensará la relación con un vecino crucial y alimentará el discurso de injerencia.
Oportunidad para los extremismos. Un país densamente poblado, vulnerable al clima y con historial de violencia islamista no puede permitirse un conflicto prolongado entre facciones políticas. Una sentencia percibida como humillación de una líder secular puede alimentar una radicalización que nadie controla.
5. Arabia Saudí: los F-35 y la reconfiguración del equilibrio regional
Hechos
La Administración Trump ha confirmado la venta de cazas F‑35 de quinta generación a Arabia Saudí, revirtiendo restricciones anteriores y desbloqueando la entrega de al menos medio centenar de aparatos.
La operación se acompaña de una escenografía política cuidada: recepción del príncipe heredero Mohammed bin Salman y mensajes de reforzamiento estratégico del vínculo bilateral.
La decisión llega en un contexto de tensión sostenida con Irán, de acercamiento táctico de Riad a Pekín en el terreno energético y de negociaciones discretas sobre el encaje entre Arabia Saudí e Israel en la arquitectura regional.
Sin embargo hay que recordar que ya con el F-15 cuando era el avión más avanzado del mundo sol había dos países que lo tenían israel y Arabia Saudí.
Implicaciones
Riad consolida su posición como potencia aérea de referencia en el Golfo. Con F‑15, Eurofighter y ahora F‑35, Arabia Saudí se sitúa en la cúspide tecnológica de la aviación de combate regional. La señal hacia Teherán es inequívoca.
Washington intenta frenar la deriva saudí hacia China. La cesión de tecnología sensible es la moneda de cambio para retener a Arabia Saudí en la órbita occidental. Riad, por su parte, maximiza su valor negociando con todas las grandes potencias.
Riesgo de nueva carrera armamentística regional. Emiratos, Qatar, Egipto e incluso Turquía calibrarán su posición a partir de esta decisión. La región se llena de material de altísima sofisticación en un entorno de conflictos latentes.
6. Seguridad hemisférica: Venezuela, cárteles y militarización del Caribe
Hechos
Desde septiembre se han llevado a cabo al menos veinte ataques letales contra embarcaciones rápidas acusadas de transporte de drogas, con decenas de muertos. Organismos internacionales han cuestionado la ausencia de transparencia sobre los objetivos.
La Administración Trump ha declarado que no excluye la presencia de tropas sobre el terreno en Venezuela en el contexto de su ofensiva contra el “narcoterrorismo”.
Paralelamente, se intensifican operaciones interiores en Estados Unidos contra redes de tráfico humano y narcotráfico, y algunos países de la región –como El Salvador– han extraditado a centenares de miembros de organizaciones criminales a Estados Unidos.
Implicaciones
La frontera entre seguridad interior y proyección militar se difumina peligrosamente. Lo que nace como lucha contra el narcotráfico se traduce en despliegues navales de gran envergadura y en amenazas de intervención. El riesgo de incidente con tropas regulares venezolanas o con fuerzas de terceros países es real.
Se consolida la narrativa del “narco‑Estado”. Informes de servicios de inteligencia y de la oposición venezolana subrayan el papel de mandos militares en el control de rutas de cocaína. La tentación de tratar al régimen no como interlocutor político, sino como organización criminal, crece en Washington.
América Latina vuelve a ser tratada como escenario, no como actor. Muchos gobiernos comparten la preocupación por el crimen organizado, pero recelan de operaciones unilaterales que pueden desestabilizar la región y agravar flujos migratorios y violencia.
Oportunidad para Rusia, China e Irán. Cuanto más dura sea la presión norteamericana, mayor será el incentivo de Caracas para ofrecer acceso privilegiado a puertos, recursos y acuerdos militares a potencias rivales de Estados Unidos.
7. China-Japón-Taiwán: crisis diplomática con repercusiones económicas
Hechos
La primera ministra japonesa Sanae Takaichi declaró ante la Dieta que un ataque chino a Taiwán podría constituir una “situación de amenaza a la supervivencia” para Japón, abriendo la puerta legal a una intervención militar nipona en defensa de la isla.
La reacción de Pekín ha sido virulenta:
advertencia de viaje a sus ciudadanos desaconsejando desplazarse a Japón;
suspensión o aplazamiento de estrenos de cine japonés;
campañas mediáticas particularmente agresivas;
incursiones de guardacostas chinos en aguas territoriales en torno a las islas Senkaku y sobrevuelo de un dron militar en las proximidades de Yonaguni.
Las empresas japonesas más expuestas al turismo chino han sufrido caídas significativas en bolsa.
Tokio ha enviado un emisario especial para tratar de desescalar, pero Pekín ha dejado claro que no habrá, de momento, encuentro bilateral de alto nivel en el margen del G20.
Implicaciones
Taiwán deja de ser un tabú y se convierte en casus belli explícito. La ambigüedad estratégica japonesa se ha reducido drásticamente. En la narrativa china, Japón está cruzando líneas rojas históricas y “reviviendo su militarismo”.
La presión china combina medios militares, económicos y simbólicos. Las advertencias de viaje y los boicots culturales son instrumentos eficaces para castigar a Japón sin necesidad de disparar un tiro. La señal para otros vecinos es clara: quien cuestione las “líneas rojas” de Pekín sufrirá costes.
El conflicto deja de ser un asunto regional. Japón y China son pilares de la economía mundial. Un deterioro prolongado de su relación, con afectación al turismo, la inversión y las cadenas de suministro, tendría repercusiones globales.
Estados Unidos sale reforzado, Europa queda al margen. Washington verá en la firmeza japonesa una confirmación de su estrategia Indo‑Pacífico. La UE, muy dependiente comercialmente de ambos, observa con inquietud, pero sin palancas reales sobre el curso de los acontecimientos.
8. Corea del Norte: disuasión nuclear y apoyo a Rusia
Hechos
Corea del Norte ha denunciado el nuevo documento de disuasión extendida entre Estados Unidos y Corea del Sur –que refuerza el papel de submarinos nucleares, bombarderos estratégicos y otros vectores– como prueba de una “política abiertamente hostil”.
Pyongyang ha respondido anunciando un refuerzo de su doctrina de “guerra nuclear preventiva”, en línea con sus últimas pruebas de misiles.
Se han registrado incidentes menores de intercambio de disparos en la zona desmilitarizada y en la frontera marítima occidental, mientras Seúl propone conversaciones militares para evitar escaladas accidentales.
Diversas fuentes occidentales apuntan, además, a la presencia de personal norcoreano en la zona rusa de Kursk, en funciones de combate o apoyo logístico, extremo que Moscú y Pyongyang niegan.
Implicaciones
La península coreana se consolida como teatro permanente de tensión nuclear. Nadie en las capitales implicadas cree seriamente en una desnuclearización norcoreana. El debate real es cómo evitar errores de cálculo que desemboquen en catástrofe.
El eje Moscú–Pyongyang se refuerza. Si se confirma la presencia de efectivos norcoreanos en apoyo de Rusia, estaríamos ante un intercambio claro: mano de obra militar a cambio de tecnología de misiles y recursos energéticos. Es un salto cualitativo en la cooperación de dos Estados profundamente revisionistas.
Europa subestima un riesgo que le afecta directamente. Una crisis en la península impactaría en mercados, energía y cadenas de suministro. Sin embargo, el debate europeo sobre Corea del Norte sigue siendo marginal y retórico.
9. Chile: polarización entre continuidad de izquierdas y giro de derecha dura
Hechos
Las elecciones chilenas se encaminan a una segunda vuelta entre Jeannette Jara, candidata de la coalición de Gobierno, que incluye al Partido Comunista, y José Antonio Kast, líder de una derecha nítidamente conservadora.
Jara se ha impuesto por un margen muy estrecho en primera vuelta, con algo más de una cuarta parte de los votos, seguida de Kast con algo menos. En torno a un 70 % del electorado ha optado por opciones situadas a la derecha del Gobierno actual.
El telón de fondo es claro: preocupación por la seguridad ciudadana, el crimen organizado, la inmigración irregular y el estancamiento económico.
Implicaciones
Chile se convierte en laboratorio de la nueva polarización latinoamericana. De un lado, una izquierda que ha perdido parte de su aura generacional y reformista. De otro, una derecha que combina conservadurismo social, mano dura y discurso anti‑inmigración.
La narrativa del “orden a cualquier precio” gana terreno. El fracaso a la hora de dar seguridad y prosperidad abre espacio a soluciones que sacrifican libertades en nombre de la estabilidad. Chile, por su tradición institucional, es una prueba decisiva.
Impacto regional más simbólico que material, pero significativo. Una victoria de Kast consolidaría la percepción de que el ciclo progresista latinoamericano se agota y daría nuevos argumentos a fuerzas similares en la región.
10. África occidental: Nigeria, entre la violencia interna y el radar de Washington
Hechos
En el noroeste de Nigeria, hombres armados han secuestrado al menos a 25 alumnas de un internado femenino en el estado de Kebbi, tras asesinar al subdirector y a un guardia.
El patrón reproduce episodios previos en la franja que va de Nigeria a Níger y Burkina Faso, donde se mezclan bandas criminales y grupos yihadistas.
Paralelamente, declaraciones recientes del presidente Trump han aludido a la posibilidad de acciones militares contra grupos islamistas en Nigeria, invocando la persecución de cristianos y la defensa de la libertad religiosa.
El Gobierno nigeriano ha rechazado públicamente las acusaciones y ha insistido en sus esfuerzos por proteger a toda la población, independientemente de su confesión.
Implicaciones
El Estado nigeriano está sometido a una presión multidimensional. La incapacidad para garantizar la seguridad básica erosiona la legitimidad interna y abre la puerta a soluciones de autodefensa comunitaria con alto potencial desestabilizador.
El riesgo de externalizar la lucha contra el terrorismo es evidente. Una intervención militar externa en Nigeria, incluso limitada, podría agravar las fracturas internas y proyectar la imagen de cruzada religiosa, algo especialmente peligroso en un país dividido casi al cincuenta por ciento entre cristianos y musulmanes.
Europa no puede permitirse ignorar Nigeria. Se tiende a concentrar la atención en el Sahel francófono, pero es Nigeria –por peso demográfico, económico y energético– el verdadero pivote de la estabilidad de África occidental.
11. Asia sudoriental: inundaciones, deslizamientos y transición energética bloqueada
Hechos
En Indonesia, deslizamientos de tierra provocados por lluvias torrenciales en Java Central han causado decenas de muertos y desaparecidos; barrios enteros han quedado sepultados bajo el barro.
En Vietnam, riadas y corrimientos de tierras en la región central han dejado al menos media docena de muertos, numerosos heridos y miles de personas aisladas, con puentes y líneas ferroviarias dañadas.
Estos episodios se producen mientras se celebra la COP30, donde Indonesia, entre otros, recuerda que la asociación para una transición energética justa (JETP) de 20.000 millones de dólares para retirar 6,7 GW de carbón hasta 2030 está prácticamente paralizada por la falta de desembolsos efectivos.
Implicaciones
El clima extremo actúa como multiplicador de fragilidades políticas. Donde hay mala planificación urbana, deforestación y corrupción en infraestructuras, un episodio meteorológico fuerte se convierte en tragedia nacional.
La credibilidad climática de las potencias desarrolladas está en juego. No basta con proclamar objetivos de descarbonización y hablar de “pérdidas y daños”. Si acuerdos emblemáticos como el JETP indonesio naufragan, el mensaje al Sur global es devastador.
China aparece como financiador de último recurso. Si la financiación occidental no llega, la tentación de acudir a bancos chinos para mantener o sustituir centrales de carbón y de gas será muy fuerte. El precio geopolítico lo pagaremos en forma de influencia de Pekín en un eje estratégico del Indo‑Pacífico.
12. Minerales críticos: tregua táctica en la guerra de las tierras raras
Hechos
Pekín ha aceptado modular la aplicación de nuevas restricciones a la exportación de ciertos minerales críticos y productos procesados –incluidos algunos ligados a semiconductores y tecnologías limpias–, dando más margen temporal a sus clientes.
No hay una marcha atrás plena: China mantiene instrumentos de control sobre tierras raras, grafito y otros materiales, pero concede licencias y plazos que alivian a corto plazo las cadenas de suministro estadounidenses y europeas.
Implicaciones
Se impone la interdependencia gestionada frente al desacoplamiento absoluto. Ni Washington ni Pekín pueden permitirse romper las cadenas de valor de minerales críticos sin infligirse daños severos. Esta tregua tácita es el reconocimiento de esa realidad.
Europa sigue sin asiento propio en la mesa de negociación. El pulso se libra esencialmente entre Estados Unidos y China. Bruselas, Berlín o París sufren las consecuencias y buscan diversificar proveedores, pero no marcan el ritmo de la partida.
El Sur global aprende la lección. Países con reservas significativas de litio, cobre, níquel o cobalto perciben con claridad que sus recursos son palanca de influencia. La geopolítica de los minerales será una de las claves del poder en las próximas décadas.
II. Rack de medios
1. Prensa estadounidense generalista (NYT, Washington Post, CNN, CBS, ABC)
Centro de gravedad en la resolución sobre Gaza, presentada como gran apuesta personal de Trump, y en la ofensiva rusa en Pokrovsk.
Cobertura relevante de la condena a Hasina y del sabotaje en Polonia, pero como piezas encajadas en la narrativa de “ataques a la democracia” y “agresiones al orden internacional”.
La dimensión climática y la crisis de transición energética en Indonesia aparecen, pero muy por detrás de la guerra y de la política interna norteamericana.
2. Prensa económica anglosajona (WSJ, FT, The Economist, CNBC, Bloomberg)
En Gaza, énfasis en reconstrucción e inversiones: agua, energía, infraestructuras y posibles consorcios internacionales para gestionar el proceso.
En Ucrania, foco en la operación Rafale, en la financiación vía activos rusos y en los contratos ferroviarios, con análisis detallados de la sostenibilidad presupuestaria francesa y ucraniana.
Mención destacada a la tregua en minerales críticos y al riesgo de que fracasen las asociaciones de transición energética con Indonesia y otros países.
3. Prensa europea continental (Le Monde, Le Figaro, FAZ, Die Welt, Die Zeit, Corriere, La Repubblica, El País, Helsingin Sanomat)
Gaza y el Estado palestino como gran debate moral y político: hasta qué punto la UE debe apoyar un esquema que se parece demasiado a un protectorado.
Amplia cobertura de la condena a Hasina como símbolo del desgaste democrático global y de la fragilidad de las transiciones.
Lectura preocupada del papel francés en Ucrania y de la parálisis alemana, con el viaje a Pekín como señal de una Alemania que busca mediación donde antes ejercía liderazgo.
4. Medios árabes y del Golfo (Al Jazeera, Al Arabiya, Asharq Al Awsat, Arab News, Al Riyadh, Gulf News)
Gaza ocupa el centro absoluto: votación en el Consejo de Seguridad, papel de Arabia Saudí y Qatar, dilemas de Egipto y Jordania.
El plan Trump se presenta en clave de tutela externa vs. alivio humanitario, con fuertes diferencias entre cadenas más críticas y medios alineados con monarquías del Golfo.
Atención significativa a la condena de Hasina y a la posibilidad de que Bangladesh se desplace hacia China.
5. Medios israelíes y palestinos (Yedioth Ahronoth, Israel Hayom, Haaretz, Jerusalem Post, Al Quds, Al‑Hayat al‑Jadida)
Foco en la tensión entre seguridad e identidad nacional: la fuerza internacional es bienvenida por muchos como garantía de seguridad, pero la referencia al Estado palestino se percibe como amenaza existencial por parte de sectores de la derecha.
Los medios palestinos enfatizan el carácter tutelar y la ausencia de compromiso firme con la estatalidad.
6. Medios rusos y chinos (RT, TASS, China Daily, Global Times, Xinhua)
Gaza se presenta como ejemplo de doble rasero y de “colonialismo humanitario” liderado por Estados Unidos.
Ucrania se narra como guerra que Rusia está ganando por desgaste, mientras Occidente promete armas que no entrega.
La crisis China–Japón se encuadra en la narrativa habitual: Japón estaría “reviviendo su militarismo” bajo instigación norteamericana.
7. Medios del sur de Asia y del sudeste asiático (The Times of India, Hindustan Times, The Straits Times, South China Morning Post, The Jakarta Post)
Gran cobertura de la condena a Hasina, sobre todo en India, que se ve directamente afectada.
Los desastres climáticos en Indonesia y Vietnam ocupan espacios importantes, conectados con el fracaso de la financiación internacional para la transición energética.
III. Estudio de los medios
Tres relatos sobre Gaza
El relato atlántico‑institucional presenta la resolución como paso “realista” hacia la estabilización.
El relato árabe y de buena parte del Sur global la ve como un protectorato maquillado.
El relato ruso‑chino subraya la “colonialidad” del esquema para debilitar la legitimidad del liderazgo occidental.
Las tres narraciones se basan en elementos reales, pero cada una omite una parte incómoda: la primera minimiza la tutela, la segunda el alivio humanitario inmediato, la tercera la responsabilidad de Hamas en la tragedia.
Ucrania entre la épica y el cansancio
Muchos medios siguen hablando de “resistencia heroica” mientras informan, en letra pequeña, del agotamiento material de Kiev.
Se detecta una clara brecha entre los editoriales, que defienden la necesidad de apoyar “hasta el final”, y las piezas de análisis, donde se reconoce que el consenso interno europeo se resquebraja.
Bangladesh y la asimetría de la empatía
La cobertura del sufrimiento de las víctimas de la represión es seria y bien documentada.
Sin embargo, el escándalo por la pena de muerte a Hasina es mucho menor que el que se produciría si se tratara de una figura más cercana al imaginario occidental. Esa doble vara de medir se percibe en el Sur.
Crimen organizado y narco‑política
Buena parte de la prensa liberal anglosajona sigue enmarcando la crisis de la frontera sur de Estados Unidos en clave casi exclusivamente migratoria, mientras medios más conservadores hablan de “guerra” contra cárteles y “narco‑Estados”.
Falta una categoría intermedia: la que reconoce el carácter transnacional y casi paramilitar de ciertas organizaciones, sin caer en retóricas de cruzada ni en eufemismos complacientes.
Clima: mucho discurso, poca prioridad
Los desastres en Indonesia y Vietnam se cubren con imágenes dramáticas, pero rara vez se conectan con la estructura de la financiación climática y con la responsabilidad de los grandes emisores.
El fracaso potencial de la JETP indonesa debería ocupar portadas; en la práctica, se relega a secciones especializadas.
IV. Semáforo de riesgos (24-72 horas)
🔴 ROJO – Riesgo alto / inestable
Gaza / Israel / entorno árabe
Fragilidad del alto el fuego.
Rechazo total de Hamas al nuevo esquema.
Riesgo de choques entre milicias locales y elementos de la futura fuerza internacional.
Tensión interna en Israel por la referencia al Estado palestino.
Frente oriental de Ucrania (Pokrovsk y entorno)
Superioridad numérica rusa abrumadora.
Fatiga ucraniana en personal y munición.
Posibilidad real de ruptura de la línea defensiva antes del invierno profundo si la ayuda no se acelera.
Caribe y Venezuela
Presencia de grandes activos navales estadounidenses en un entorno altamente politizado.
Declaraciones ambiguas sobre posibles operaciones terrestres.
Riesgo de incidente que escale sin hoja de ruta clara.
🟠 ÁMBAR – Riesgo medio / volátil
China–Japón–Taiwán
Escalada retórica y económica.
Incursiones navales y aéreas en zonas disputadas.
Cualquier accidente puede activar dinámicas de difícil control.
Bangladesh / India
Posible espiral de movilización y contramovilización en torno a la figura de Hasina.
Riesgo de instrumentalización religiosa.
Tensión diplomática entre Dacca y Nueva Delhi.
África occidental (Nigeria y Sahel)
Extensión de secuestros y violencia armada.
Tentaciones intervencionistas externas.
Impacto potencial sobre migraciones y precios energéticos.
Guerra híbrida en Europa (Polonia y vecinos)
Riesgo de nuevos sabotajes a infraestructuras críticas.
Vulnerabilidad de la logística hacia Ucrania.
Falta de doctrina clara de respuesta aliada.
🟢 VERDE – Riesgo inmediato contenido, pero estructuralmente serio
Minerales críticos y cadenas de suministro tecnológicas
La tregua en tierras raras reduce tensiones a corto plazo.
La tendencia de fondo sigue siendo la securitización total de materias primas estratégicas.
Transición energética en el Sur global (caso Indonesia)
No se prevé una explosión inmediata.
El riesgo real es de erosión progresiva de la credibilidad de los mecanismos internacionales y de mayor dependencia de financiación no occidental.
V. Análisis editorial
El cuadro que se dibuja en estas últimas horas no es el de una “crisis puntual” del orden internacional, sino el de una transformación silenciosa de sus reglas fundamentales.
En Gaza, la comunidad internacional ha optado por lo que, en términos diplomáticos, se llama “gestión pragmática del conflicto”. Traduzcamos: se acepta que una potencia ocupante imponga un acuerdo a una organización armada, se consolida sobre esa base un protectorado por poderes y se difiere sine die la cuestión central –la estatalidad palestina– en nombre de la estabilidad. Salvaremos vidas a corto plazo, lo cual es indispensable. Pero si no somos capaces de articular un horizonte político digno y creíble para los palestinos, estaremos sembrando, una vez más, las semillas de la próxima tragedia.
En Ucrania, Europa ha decidido por fin asumir que su seguridad no puede depender eternamente de la voluntad del inquilino de la Casa Blanca. El acuerdo de los Rafale es valiente y, en cierto modo, necesario. Pero muestra también la paradoja de una Europa que piensa a diez años vista con presupuestos que apenas controla a doce meses. Si los compromisos no se traducen en entregas reales y sostenidas, la palabra “garantía” quedará vacía, y con ella la noción misma de disuasión.
El caso de Bangladesh es paradigmático de una deriva que veremos repetirse en otros lugares: sociedades que exigen cuentas a una generación de líderes acostumbrada a la impunidad, mediante instrumentos judiciales que no siempre están a la altura de los estándares que dicen defender. Defender el Estado de derecho hoy implica una doble exigencia: justicia para las víctimas y garantías para los acusados, sin pena de muerte y sin tribunales de parte.
En el hemisferio occidental, la lucha contra el crimen organizado trasnacional se ha convertido en el nuevo justificante de grandes despliegues militares. La amenaza es real y gravísima. Pero confundir policía con artillería y seguridad interior con operaciones de gran escala es, como mínimo, un atajo arriesgado. Allí donde se ha ensayado esa vía, de Afganistán a Irak, los resultados han sido, siendo generosos, ambiguos.
Y mientras tanto, el clima y las materias primas siguen marcando el compás de fondo. Las inundaciones en Indonesia y Vietnam, el bloqueo de la transición energética en Yakarta y la negociación silenciosa sobre minerales críticos nos recuerdan algo esencial: el siglo XXI no se decidirá sólo en los frentes militares, sino en la capacidad de los Estados para proteger a sus ciudadanos de los desastres “naturales” y para asegurar un acceso justo y sostenible a los recursos estratégicos.
En suma: nos adentramos en una fase en la que el realismo sin principios es tan peligroso como el idealismo sin poder. La tarea –para quienes creemos en la democracia liberal, el Estado de derecho y la economía abierta– consiste precisamente en reconstruir un realismo con principios, capaz de defender nuestros valores sin ingenuidad, pero también sin cinismo. Ese será, en los próximos meses, el verdadero campo de batalla.
Claves del día de Jose A. Vizner
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