INFORME DE GEOPOLÍTICA

1. Ucrania: Zelenski y Trump se acercan, pero el “peace plan” (plan de paz) sigue siendo asimétrico

Hechos.

En las últimas 24 horas, Volodímir Zelenski ha dicho abiertamente que Ucrania está “lista para avanzar” en el plan de paz impulsado por la Casa Blanca y que discutirá los “puntos sensibles” directamente con Donald Trump, en un formato aún por definir. El plan ha pasado de los 28 puntos originales a un borrador de 19 puntos tras las negociaciones en Ginebra entre asesores de seguridad de EE. UU., Ucrania y el llamado E3 europeo (Francia, Alemania, Reino Unido), que han logrado retirar algunos elementos más descaradamente favorables a Moscú, como el retorno de Rusia al G8 o el uso por Washington de activos rusos congelados en Europa bajo control estadounidense. En paralelo, Trump insiste en que “la paz está muy cerca”, niega que haya un ultimátum formal al 27 de noviembre, pero mantiene la presión: si Zelenski no acepta, “puede seguir luchando con todo su corazón”, según filtraciones recogidas en prensa india y anglosajona.

Lectura por bloques de medios.

  • En el bloque anglosajón mainstream (Washington Post, Financial Times, The Times, The Guardian, BBC, CNN, CBS, Politico, The Hill), la narrativa dominante es la del “compromiso difícil”: se reconoce que Ginebra ha suavizado el plan, pero se subraya que sigue siendo un marco dictado desde Washington y que la presión sobre Kiev es extraordinaria. FT y Le Monde resaltan el papel del E3 intentando “reescribir” el texto, pero asumen que el marco será el americano.

  • La prensa europea continental (Le Monde, Le Figaro, FAZ, Die Welt, Die Zeit, Corriere della Sera, Libération, Helsingin Sanomat, Gazeta Wyborcza, La Tribune de Genève) pone el foco en Europa: habla de “hora de la verdad” para la UE, dividida entre aceptar un marco que no ha diseñado o arriesgarse a una ruptura con Washington.

  • El ecosistema ucraniano (Ukrainska Pravda, Ukrinform, Fakty i Kommentarii, Vesti, Kyiv Post, The Kyiv Independent) recalca la sensación de “elección imposible”: o se acepta un plan que congela la guerra en líneas muy duras o se corre el riesgo de perder el apoyo militar y financiero occidental.

  • En el espacio estadounidense conservador (WSJ, Fox News, Washington Times, National Interest, Daily Beast, Newsweek), el énfasis está en la imagen de Trump como “deal-maker (negociador)” que quiere “poner fin a la guerra que otros no supieron cerrar”, y se minimiza el coste estratégico para Ucrania y Europa.

  • En medios del Sur Global (Times of India, Hindustan Times, Indian Express, The Straits Times, WION, Straight Times/Singapur), se subraya que el giro en Ucrania puede liberar recursos de Occidente, pero también abre un precedente: grandes potencias negociando sobre territorios ajenos sin el pleno consentimiento de la víctima.

Implicaciones.

La noticia no es solo que haya un “peace plan (plan de paz)”, sino que, por primera vez, Zelenski verbaliza que el marco de Trump es el campo de juego real y que su margen de maniobra está en los “detalles sensibles”. Es un reconocimiento implícito de que Kiev ha perdido capacidad de vetar la arquitectura de la negociación, y eso pone a Europa ante el espejo: o defiende de verdad la integridad territorial ucraniana o acepta una paz desbalanceada y la consagra como precedente.

Para Moscú, el simple hecho de que la discusión gire alrededor de un alto el fuego (ceasefire, alto el fuego) en la línea actual y de la reducción de la ambición ucraniana (sin recuperar territorios ni entrar en la OTAN a corto plazo) ya es una victoria estratégica. Para Kiev, el riesgo es entrar en un escenario “Bosnia 2.0”: un Estado mutilado, dependiente y con una guerra congelada que puede descongelarse a voluntad del agresor. Y para nosotros, europeos, el mensaje es brutal: si no se construye autonomía estratégica real, la seguridad del continente seguirá siendo moneda en una negociación que se cierra a puerta cerrada entre Washington y Moscú.

2. Ucrania: el “Russian wishlist” (lista de deseos rusa) detrás del plan y la fractura transatlántica

Hechos.

Reuters y otros medios han detallado que el primer borrador de 28 puntos del plan estadounidense se apoyaba en un documento previo de origen ruso, lo que ha llevado a hablar, incluso en medios indios, de un “Russian wishlist (lista de deseos rusa)” transformado en propuesta de la Casa Blanca. Ese texto incluía, entre otras cosas, la aceptación de facto de la anexión rusa de Crimea y parte del Donbás, la renuncia de Kiev a la OTAN, una reducción masiva del ejército ucraniano y una amnistía prácticamente general para crímenes de guerra, acompañada de un esquema de uso de activos rusos congelados bajo control estadounidense. La filtración ha provocado una reacción dura en el Congreso de EE. UU., en parlamentos europeos y en la opinión pública ucraniana, forzando la “revisión” que ha llevado al texto de 19 puntos.

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  • Le Monde, FT, The Economist, Foreign Affairs, National Interest coinciden en que el corazón del problema no es técnico sino político: el plan nace viciado porque da por sentado que Rusia conserva territorios conquistados por la fuerza y que Ucrania debe aceptar una “paz injusta” a cambio de garantías ambiguas.

  • RT y TASS han explotado la historia como prueba de que “Occidente reconoce la realidad sobre el terreno” y de que Europa ya no cuenta: el relato en Moscú es que Trump y Putin negocian la arquitectura de seguridad europea y que Bruselas solo puede aplaudir desde la grada, mientras “los rusos de Ucrania” son protegidos.

  • En la prensa alemana y centroeuropea (FAZ, Die Welt, Die Zeit, Gazeta Wyborcza, Helsingin Sanomat), el énfasis está en el peligro de crear un precedente de legitimación de conquistas territoriales que puede desestabilizar el Báltico y Europa del Este durante una generación.

  • En Israel y el mundo árabe, las cabeceras leen el plan ucraniano en clave Gaza: si Washington acepta una “paz” que consagra la ocupación en Ucrania, ¿qué impide que haga lo mismo con los territorios palestinos si le conviene? Haaretz y Al-Quds al-Arabi trazan paralelos explícitos entre “paz dictada” y “ocupación blanqueada”.

Implicaciones.

Este capítulo revela algo fundamental: el problema no es solo cómo termina la guerra de Ucrania, sino qué tipo de orden internacional se normaliza después. Un plan de paz que nace de un documento ruso, se corrige a medias bajo presión europea y se presenta a Kiev como “o esto o nada” envía un mensaje clarísimo al resto del planeta: la integridad territorial de los países pequeños es negociable.

Además, el debate ha aireado la fractura transatlántica. Europa descubre que su seguridad se discute entre Washington y Moscú sin que Bruselas marque el ritmo. Si el desenlace de este pulso es aceptar un “peace framework (marco de paz)” que congela la guerra en términos favorables al agresor, la credibilidad de la UE en el Báltico, en el Cáucaso y en el Mediterráneo Oriental quedará tocada, y el Sur Global tomará nota.

3. Gaza: la UNCTAD certifica el peor colapso económico registrado en décadas

Hechos.

El nuevo informe de la UNCTAD sobre Palestina concluye que la economía de Gaza ha sufrido el peor colapso jamás registrado por el organismo: el PIB de la Franja se ha hundido un 87 % en 2023–2024, el PIB per cápita ha caído a unos 161 dólares al año y prácticamente el 100 % de la población vive en pobreza extrema. El estudio estima que se han borrado unas dos décadas de progreso en cuestión de dos años y que la reconstrucción costaría, como mínimo, 70.000 millones de dólares y varias décadas, incluso en un escenario de alto el fuego (ceasefire, alto el fuego) estable.

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  • The Guardian, Le Monde, Libération, The Economist, Financial Times, NYT hablan de un “abismo hecho por el hombre” (human-made abyss) y de un “nuevo Sarajevo económico”, subrayando que no estamos ante un desastre natural sino ante una decisión política sostenida: bloqueo, guerra, destrucción sistemática de infraestructura civil y productiva.

  • En la prensa israelí (Yedioth Ahronoth, Israel Hayom, Haaretz, Jerusalem Post, Jerusalem Times, Maariv), la cobertura oscila entre aceptar los datos de la ONU y denunciarlos como “sesgados”. Haaretz destaca el coste moral y estratégico para Israel; Israel Hayom y otros subrayan el papel de Hamas pero minimizan la dimensión estructural del bloqueo.

  • Los medios árabes y del Golfo (Al-Jazeera, Al-Arabiya, Al-Hayat, An-Nahar, L’Orient-Le Jour, Arab News, Asharq Al Awsat, Peninsula, Gulf News, Khaleej Times, Saudi Gazette, Times of Oman, LCI, BFM, France Info) utilizan el informe como munición política: hablan abiertamente de “destrucción económica deliberada” y exigen sanciones o, al menos, condicionalidad dura de la ayuda occidental a Israel.

  • Las agencias globales (Reuters, AP, AFP, DPA) y cadenas como BBC, CNN, CNBC, WION, Fox, CBS recogen los datos con un tono más técnico, pero su peso se nota en que prácticamente todos los diarios de referencia europeos y americanos dan la historia en portada o en primera plana internacional.

Implicaciones.

Gaza ya no es solo un símbolo político; es también, en términos estrictamente económicos, un territorio quebrado. Esta “economía colapsada” no se arregla con camiones de harina ni con un par de conferencias de donantes en Bruselas. Se necesitaría un proyecto tipo “Marshall Plan” bajo condiciones políticas radicalmente distintas: fin del bloqueo, libertad de movimiento, puertos y aeropuertos operativos, seguridad jurídica y un marco político que no sea la ocupación indefinida.

Para Israel, sostener indefinidamente esta situación implica convertir su entorno inmediato en un sumidero de frustración y violencia que, tarde o temprano, vuelve como boomerang. Para Europa y EE. UU., legitimar este escenario mientras se habla de “orden internacional basado en normas” en Ucrania erosiona hasta la raíz su autoridad moral. Y para el mundo árabe e islámico, Gaza se consolida como prueba de que las reglas del juego son distintas cuando el ocupante es aliado de Occidente.

4. Gaza: tregua precaria, invierno despiadado y una “estabilización” que no llega

Hechos.

La frágil tregua entre Israel y Hamas –respaldada por EE. UU., Egipto y Qatar– se mantiene, pero bajo un goteo constante de violaciones, pequeñas incursiones y fuego esporádico. Las lluvias de estos días han inundado campamentos de desplazados, arrastrando tiendas de campaña y destruyendo las pocas pertenencias de decenas de miles de familias. La ONU habla de una situación en la que la “supervivencia misma está en juego”, con precios de los alimentos que han bajado algo pero con dietas extremadamente pobres y sin acceso regular a agua potable o gas de cocina. La llamada “Gaza Humanitarian Foundation”, un mecanismo de ayuda impulsado por Washington y algunos aliados árabes, anuncia su retirada progresiva del territorio, lo que deja un vacío que ni la Autoridad Palestina ni ningún “board of peace (consejo de paz)” internacional han logrado llenar.

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  • La prensa israelí divide su mirada: Yedioth, Israel Hayom y parte de Jerusalem Post insisten en el riesgo de que Hamas use la tregua para rearmarse; Haaretz y otros insisten en que la tragedia humanitaria compromete la seguridad a medio plazo y advierten contra un “Gaza fragmentado” de facto.

  • En el mundo árabe, Al-Jazeera, Al-Arabiya, Al-Quds al-Arabi, Asharq Al Awsat, Arab News y los diarios jordanos y libaneses (An-Nahar, L’Orient-Le Jour, Daily Star, Jordan Times, Al Rai) proyectan Gaza como herida abierta de la región, y enlazan la catástrofe con la parálisis política de las élites árabes.

  • En Europa y EE. UU., BBC, CNN, The Guardian, NYT, Washington Post, FT, Le Monde, Die Zeit, FAZ hablan del dilema de la “post-war stabilisation (estabilización postbélica)”: nadie quiere poner tropas sobre el terreno, todos temen el coste político de financiar la reconstrucción y, mientras tanto, la población vive en una especie de campo gigantesco de desplazados.

Implicaciones.

Una tregua sin horizonte político claro y sin reconstrucción real no es un paso hacia la paz, sino una pausa entre rondas de violencia. El riesgo es cristalizar una especie de “protectorado informal”: un Gaza troceado, vigilado por una mezcla de fuerzas internacionales, israelíes y milicias locales, sin horizonte de soberanía ni de igualdad de derechos.

Para las monarquías del Golfo y para Egipto, el coste reputacional de aparecer como socios menores de un dispositivo que prolonga el sufrimiento en Gaza empieza a ser serio, y buena parte de la prensa árabe de calidad lo está señalando sin ambages. En paralelo, la indignación en la calle árabe y musulmana alimenta discursos más radicales, mientras en Europa se consolida una fractura interna entre la retórica humanitaria y la práctica diplomática.

5. Taiwán: un presupuesto extra de 40.000 millones para defensa acelera la carrera armamentística en el estrecho

Hechos.

El presidente Lai Ching-te ha anunciado un presupuesto suplementario de defensa de unos 40.000 millones de dólares para el periodo 2026–2033, con el objetivo declarado de elevar el gasto militar al 5 % del PIB hacia 2030. El paquete incluye misiles, drones, modernización naval y la creación de un sistema antiaéreo de múltiples capas conocido como “T-Dome (cúpula taiwanesa)”, inspirado en el Iron Dome israelí, para hacer más costosos y complicados los ataques chinos y convertir a Taiwán en un erizo difícil de tragar. Washington, que lleva meses presionando para que los aliados asuman más carga, ve el anuncio como un “major step (paso decisivo)” en la línea de la disuasión por fortaleza.

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  • Los medios estadounidenses y británicos (WSJ, NYT, Washington Post, FT, The Times, The Telegraph, The Economist, Foreign Affairs) se dividen entre quienes aplauden el rearme como antídoto frente a la doctrina china de “shock and awe (golpe y pavor)” y quienes advierten de que una carrera armamentística en la región puede acercarnos más a la guerra que a la paz.

  • La prensa china y cercana a Pekín (China Daily, Global Times, parte de SCMP) describe la medida como una “provocación” teledirigida por el “complejo militar-industrial” estadounidense; insiste en que Taiwán se convierte en “cajero automático” de la industria de armas de EE. UU. y en que el DPP está llevando a la isla a un “callejón sin salida independentista”.

  • En Asia y el Indo-Pacífico (Yomiuri Shimbun, The Straits Times, South China Morning Post, Times of India, Hindustan Times, Indian Express, WION, Times of Oman), la cobertura se centra en la interacción con Japón, Corea del Sur y la arquitectura de seguridad regional: el aumento del gasto taiwanés se lee como parte de un “mini‑NATO” asiático en construcción.

Implicaciones.

Desde el punto de vista militar, la lógica es clara: si China multiplica incursiones y maniobras y deja caer que la “reunificación” puede ser forzosa, Taiwán responde con disuasión asimétrica, reforzando su capacidad de infligir daños intolerables a cualquier invasión. Pero, geopolíticamente, el mensaje es otro: el estrecho de Taiwán ya es, de facto, el principal frente de la nueva guerra fría entre EE. UU. y China.

A corto plazo, el riesgo de un conflicto abierto sigue siendo bajo, porque nadie puede permitirse el coste. A medio plazo, sin embargo, cuántas más armas y más promesas cruzadas de defensa mutua se acumulen, menos margen quedará para salidas políticas creativas. El resultado puede ser una región atrapada entre un nacionalismo chino cada vez más asertivo y una estrategia estadounidense que, a base de escalar, corre el peligro de creer que siempre podrá controlar el termostato.

6. EE. UU.-Taiwán: un “trade deal” (acuerdo comercial) de chips que irrita a Pekín

Hechos.

En paralelo al rearme, la administración Trump negocia con Taiwán un acuerdo comercial centrado en semiconductores y formación de mano de obra estadounidense, que incluiría más inversiones de empresas como TSMC en EE. UU. y programas de entrenamiento de técnicos americanos en la isla. El pacto busca aliviar los problemas de las plantas de Arizona, acercar la producción de chips avanzados a suelo estadounidense y, a la vez, reducir aranceles de hasta el 20 % sobre ciertas exportaciones taiwanesas, sin tocar de momento los chips, precisamente porque se quieren reubicar cadenas de valor.

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  • En Washington y Londres (WSJ, FT, CNBC, The Economist), se presenta el acuerdo como pieza clave de la “de-risking (reducción de riesgos)” frente a China: menos dependencia tecnológica en un eventual conflicto, más empleo industrial en EE. UU., más disciplina en la cadena de suministros de chips.

  • En la prensa china (China Daily, Global Times) se denuncia el pacto como violación del principio de “una sola China” y como intento de consolidar a Taiwán como plataforma militar‑industrial hostil en la periferia china.

  • Medios de ideas y think tanks (Foreign Affairs, National Interest, CSIS, War on the Rocks) discuten el riesgo de que, al mismo tiempo que se protege la cadena de valor, se incentive a Pekín a actuar antes de que la ventana de oportunidad se cierre.

Implicaciones.

La combinación de más bases tecnológicas en EE. UU., más armas en Taiwán y más presión sobre China en el terreno de las “rare earths (tierras raras)” empuja a Pekín a acelerar sus propios planes de autosuficiencia estratégica. Si la crisis de Ucrania ha mostrado hasta qué punto la energía puede ser arma geopolítica, el eje EE. UU.–Taiwán está configurando el tablero donde los chips serán el equivalente digital del gas ruso.

A la larga, este tipo de acuerdos dibuja un bloque tecnológico occidental que, de facto, asimila a Taiwán al espacio de seguridad de EE. UU., incluso sin tratados formales. Para Europa, que depende de chips asiáticos y materiales chinos, esto abre una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto está dispuesta a asumir el coste de la confrontación tecnológica con China si no tiene autonomía propia ni en chips ni en materias primas críticas?

7. EE. UU.-China: minitregua comercial a cambio de tierras raras y soja

Hechos.

Después del encuentro Trump–Xi en Corea del Sur, y de semanas de incertidumbre, hemos visto en las últimas horas un nuevo gesto de distensión: Trump presume de que Xi “more or less agreed (más o menos aceptó)” acelerar y ampliar las compras chinas de productos estadounidenses, especialmente soja, y de que Pekín mantiene congelada la ampliación de sus controles de exportación sobre tierras raras (rare earths, tierras raras). El acuerdo previo ya contemplaba una rebaja de diez puntos en ciertos aranceles (tariffs, aranceles) vinculados al flujo de precursores de fentanilo y un “pause (pausa)” de un año en las nuevas restricciones chinas a las tierras raras.

Lectura por bloques de medios.

  • En Reuters, AP, AFP, WSJ, FT, el tono es sobrio: se trata de un alivio temporal que da oxígeno a los mercados, pero no de una paz comercial duradera. Los análisis de Reuters y del Parlamento Europeo recuerdan que China sigue controlando en torno al 60 % del mercado mundial de elementos clave para imanes y baterías, y que Occidente seguirá dependiendo de Pekín en los próximos años.

  • En medios chinos y prochinos (China Daily, SCMP), se vende la historia como prueba de la capacidad de Xi para estabilizar la relación con Washington sin ceder en lo esencial: Estados Unidos rebaja aranceles y lástima a sus propios aliados, mientras China conserva la palanca estratégica de los minerales críticos.

  • En revistas y think tanks occidentales (Foreign Affairs, The Economist), la lectura es más sombría: la “tregua” congela el conflicto, pero no lo resuelve, y corre el riesgo de alimentar la complacencia europea justo cuando debería acelerar su propia independencia en materias críticas.

Implicaciones.

A corto plazo, el acuerdo es un balón de oxígeno para dos economías fatigadas y para unos mercados que viven pendientes de cada tweet presidencial. Pero a largo plazo, el problema persiste: seguimos en un modelo de interdependencia armada en el que tierras raras, chips y tecnologías sensibles funcionan como pistola sobre la mesa en cada negociación.

Para Europa, atrapada entre la dependencia de materias primas chinas y la presión estadounidense para alinearse con su estrategia de “containment (contención)”, el riesgo es doble: quedarse sin suministros si se agrava la guerra comercial o quedar marginada de las cadenas de valor que se reorganizan alrededor del eje Washington–Asia aliada. La decisión de no tomarse en serio esta ventana para invertir masivamente en autonomía estratégica sería, simplemente, irresponsable.

8. Nigeria: secuestros masivos y hambre récord en el gigante africano

Hechos.

Nigeria vive una nueva oleada de secuestros masivos que recuerda los peores momentos de Boko Haram. Más de 300 estudiantes y 12 profesores fueron secuestrados recientemente en una escuela de Papiri, en el norte del país, y días después 25 niñas fueron raptadas en un internado de Kebbi; 24 de ellas han sido liberadas en las últimas horas, según las autoridades. Un reportaje de Reuters subraya que, pese a años de promesas, el presidente Tinubu no ha logrado frenar a las bandas armadas que actúan como “empresas del secuestro”, y que cerca de una cuarta parte de la policía está asignada a protección de VIPs en lugar de proteger a escuelas y aldeas.

En paralelo, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) advierte que el norte de Nigeria podría enfrentar la peor crisis de hambre de su historia en 2026, con unos 35 millones de personas en inseguridad alimentaria severa y al menos 15.000 en condiciones de hambruna (Phase 5) en el estado de Borno, alimentada por los ataques militantes, el desplazamiento masivo y los recortes de ayuda internacional, incluidos los derivados de los recortes de Trump a la financiación de la ONU.

Lectura por bloques de medios.

  • Las agencias globales (Reuters, AP, AFP, DPA) sostienen el relato factual de secuestros y hambre, que luego replican diarios como NYT, Washington Post, Guardian, Le Monde, FAZ, Die Welt, Corriere y prácticamente toda la prensa europea de referencia.

  • Los medios africanos (Africanews, prensa nigeriana) ponen más el dedo en la llaga: un Estado que no controla gran parte de su territorio, fuerzas de seguridad mal pagadas y mal equipadas, y elites políticas refugiadas en enclaves urbanos mientras las zonas rurales se hunden en la ley del más fuerte.

  • En el Sur Global ampliado (Clarín, El Mercurio, Reforma, WION, Times of India, Hindustan Times, The Straits Times), Nigeria aparece como símbolo de un África donde confluyen todas las crisis: posyihadismo, cambio climático, inflación global y desenganche financiero de Occidente.

Implicaciones.

Para Europa, el drama nigeriano no es una anécdota lejana: es uno de los principales motores de futuras olas migratorias y de inestabilidad regional. Si el gigante demográfico del continente se desliza hacia una combinación de crisis de seguridad, hambre y deslegitimación del Estado, el Sahel y el golfo de Guinea pueden convertirse en un arco de inestabilidad estructural.

El hecho de que la ayuda internacional esté en mínimos históricos, con Washington recortando fondos y Europa desviando recursos hacia Ucrania y Gaza, agrava el cuadro. La señal que envían los medios africanos es clara: el discurso occidental sobre “orden internacional basado en normas” suena hueco cuando se tolera que millones de personas vivan entre la extorsión de las bandas y el abandono de la comunidad internacional.

9. Sudán: el plan de alto el fuego se encalla y la hambruna se consolida

Hechos.

El enviado estadounidense Massad Boulos ha reconocido que ninguna de las dos partes en guerra en Sudán –ni el ejército regular ni las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF)– ha aceptado el plan de tregua y paz promovido por EE. UU., Arabia Saudí, Egipto y Emiratos. El ejército exige condiciones previas y acusa al plan de favorecer a las RSF; estas proclaman un alto el fuego unilateral que, en la práctica, no se traduce en cese duradero de hostilidades. Mientras tanto, la UE y la ONU describen Sudán como “pesadilla viviente” y la mayor crisis de desplazamiento y protección del mundo: más de 10–12 millones de personas desplazadas y zonas de Darfur y Kordofán en situación de hambruna o al borde de ella.

Lectura por bloques de medios.

  • Las agencias (Reuters, AP, AFP, DPA) ofrecen una cobertura relativamente constante pero de baja visibilidad pública; los grandes diarios occidentales la relegan a la sección de “mundo” profunda, pese a que Sudán ya supera a Ucrania y Gaza en algunos indicadores de desplazamiento y hambre.

  • Los medios árabes (Al-Jazeera, Al-Arabiya, Asharq Al Awsat, Arab News, Peninsula, Al Rai, L’Orient-Le Jour, An-Nahar) insisten en la responsabilidad compartida de las potencias regionales que arman a unos y a otros, y señalan que el plan de EE. UU. y sus aliados tiene tanto de geopolítica de corredor del Mar Rojo como de preocupación humanitaria.

  • En Europa, la cobertura de Le Monde, FAZ, Die Zeit, The Guardian, BBC o France Info subraya que nos encontramos ante la “hambruna olvidada”, una crisis de manual en la que la comunidad internacional corre detrás de los acontecimientos sin voluntad política de forzar un compromiso.

Implicaciones.

La parálisis del plan de paz en Sudán revela los límites del “peace-brokering (mediación)” de EE. UU. y las monarquías del Golfo cuando no están dispuestas a condicionar de verdad armas y financiación. Mientras se improvisan mesas de diálogo, la realidad es un país fragmentado en feudos armados, con millones de personas atrapadas entre bombardeos, milicias y hambre.

Geopolíticamente, Sudán es mucho más que un drama humanitario: está en el cruce de la rivalidad turco‑egipcia, el interés saudí‑emiratí por el mar Rojo, la penetración rusa (Wagner y sucesores) y la proyección china a través de infraestructuras. Los medios árabes y africanos lo entienden, pero las capitales occidentales se comportan como si fuera un incendio periférico. Esa miopía puede salir muy cara cuando el colapso de Sudán desborde hacia Chad, Sudán del Sur, Etiopía y Egipto.

10. El arco del hambre en África oriental: Sudán del Sur y la ayuda que se evapora

Hechos.

Oxfam y otras ONG alertan de que casi 6 millones de personas –cerca de la mitad de la población– en Sudán del Sur sufren hambre aguda, con muy poco acceso a agua potable y saneamiento, mientras la financiación internacional cae al nivel más bajo desde la independencia del país en 2011. La combinación de conflicto recurrente, inundaciones, crisis climática y recortes de ayuda está empujando a comunidades enteras al borde del colapso, en un contexto en el que la atención mediática está secuestrada por Ucrania y Gaza.

Lectura por bloques de medios.

  • Las ONG y agencias de la ONU marcan la agenda informativa aquí; Reuters, AP, AFP y DPA amplifican los avisos, pero la mayoría de grandes cabeceras se limitan a notas breves.

  • En la prensa europea nórdica y centroeuropea (Helsingin Sanomat, FAZ, Die Zeit, Gazeta Wyborcza), tradicionalmente sensible a la ayuda al desarrollo, se percibe un malestar creciente por el abandono del compromiso del 0,7 % del PIB en cooperación, pero el debate sigue siendo minoritario.

  • En el Sur Global, este arco de hambruna se lee como síntoma de un patrón: cuando las guerras no afectan directamente a intereses occidentales o a rutas energéticas, la ayuda se evapora sin ruido.

Implicaciones.

La erosión de la ayuda humanitaria no es solo un problema moral; es también un multiplicador de riesgos geopolíticos. Zonas donde la gente no tiene nada que perder son caldos de cultivo ideales para la penetración de actores armados, redes criminales y, cada vez más, para la influencia de potencias que sí se toman el tiempo de ofrecer algo –aunque sea un flujo de armas y dinero fácil–.

Si África oriental se convierte en un corredor continuo de crisis, desde Sudán a Mozambique, el Mediterráneo y el Índico verán reforzadas las rutas de migración, piratería y crimen organizado. No se trata solo de “solidaridad”, sino de interés estratégico bien entendido.

Rack de medios (visión de conjunto)

  • Bloque Washington–Londres

    NYT, Washington Post, WSJ, USA Today, The Times, The Telegraph, Financial Times, The Economist, Foreign Affairs, Politico, The Hill, BBC, CNN, Fox News, CNBC, CBS: concentran su atención en el eje Ucrania–Rusia y en el triángulo EE. UU.–China–Taiwán, con Gaza como gran segundo foco. El framing dominante es el de la competencia entre grandes potencias, con matices entre liberales y conservadores sobre el coste de las concesiones a Moscú y Pekín.

  • Prensa europea continental

    Le Monde, Le Figaro, Libération, La Tribune de Genève, FAZ, Die Welt, Die Zeit, DPA, Gazeta Wyborcza, Helsingin Sanomat, Corriere della Sera, L’Osservatore Romano, France Info: subrayan la pérdida de protagonismo europeo en el diseño del plan de paz para Ucrania y la dependencia de EE. UU. para la seguridad energética, tecnológica y militar. Gaza se vive como prueba de fuego moral y como fuente de tensión interna.

  • Agencias globales

    Reuters, AP, AFP, DPA marcan el compás informativo de casi todos los diarios de tu lista, desde Clarin, El Mercurio y Reforma hasta Gulf News, Khaleej Times, Times of Oman o Straits Times. En ellas se concentran las piezas clave sobre: plan de paz en Ucrania, colapso económico en Gaza, rearme de Taiwán, secuestros en Nigeria y estancamiento en Sudán.

  • Bloque Israel–Palestina–Mundo árabe

    Yedioth Ahronoth, Israel Hayom, Haaretz, Jerusalem Post, Jerusalem Times, Maariv, Al-Jazeera, Al-Arabiya, Al-Hayat, An-Nahar, L’Orient-Le Jour, Daily Star, Jordan Times, Al Rai, Arab News, Asharq Al Awsat, Al-Quds al Arabi, Al-Hayat al Jadida, Alyyam, Felestin, Peninsula, Gulf News, Gulf Today, Al-Ittihad, Times of Oman, LCI, BFM: todos giran en torno al doble eje Gaza–Cisjordania y al impacto regional de la guerra, con divergencias muy marcadas entre la prensa israelí más securitaria y las cabeceras árabes que hablan de “destrucción deliberada” y “doble rasero occidental”.

  • Bloque Rusia y entorno postsoviético

    Russia Today, TASS y, en menor medida, medios ucranianos como Ukrainska Pravda, Ukrinform, Fakty ta Kommentarii, Vesti, Kyiv Post, The Kyiv Independent, Ukrainska Pravda: centrados casi en exclusiva en el plan de paz para Ucrania, que Moscú presenta como reconocimiento de sus ganancias y que Kiev describe como presión insoportable entre una “paz injusta” y la continuación de una guerra de desgaste.

  • Bloque Asia ampliada e India

    Tokio Times, Yomiuri Shimbun, South China Morning Post, China Daily, Straight/Straits Times, Times of India, Hindustan Times, Indian Express, WION, Times of Oman: ponen el foco en el giro estratégico hacia Asia, con tres grandes temas: rearme de Taiwán, equilibrio comercial y tecnológico con China y lectura india del plan de paz en Ucrania como movimiento que puede reordenar el mapa energético y de armas en Eurasia.

  • Latinoamérica y otros

    Clarín (Buenos Aires), El Mercurio (Chile), Reforma (México), La Tribune de Genève, Helsingin Sanomat: replican en buena medida los marcos de Reuters/AP, pero con un ojo puesto en las consecuencias económicas (energía, alimentos, migraciones) para sus propias sociedades.

Bloque anglosajón (NYT, Washington Post, WSJ, Financial Times, BBC, CNN, Fox News, AP, Reuters, AFP): Foco en el plan de paz para Ucrania, la presión militar rusa, Gaza y la desaceleración económica, con un debate intenso sobre los límites del realismo frente a Rusia y los costes internos de la implicación internacional.[reuters +7]

Prensa europea (Le Monde, grandes cadenas europeas, agencias): Atención creciente a la reconfiguración del equilibrio en el Indo-Pacífico —especialmente Taiwán—, a la fragilidad energética y a la sensación de irrelevancia estratégica, con un tono más inquieto que resolutivo.[euronews +3]

Medios de Oriente Medio y mundo árabe (Al Jazeera y otros): Narrativa centrada en el coste humano de Gaza y Líbano, la percepción de impunidad israelí y la denuncia de la incoherencia occidental, que se convierte en arma comunicativa para potencias rivales.[aljazeera]

Espacio Asia-Pacífico (prensa regional, agencias globales): Mezcla de preocupación por la escalada en el estrecho de Taiwán y pragmatismo económico, con sociedades que intentan conciliar crecimiento, seguridad y autonomía frente a las presiones cruzadas de Washington y Pekín.[euronews +1]

América Latina y África (cobertura en grandes agencias): Menor visibilidad, salvo por el expediente Maduro, la criminalidad organizada y las catástrofes naturales, lo que alimenta la sensación de periferia informativa en regiones que son, sin embargo, cruciales para materias primas, migraciones y seguridad.[abcnews.go +2]

Semáforo de riesgos

Rojo (riesgo alto)  

  - Ucrania/Rusia: combinación de ofensiva militar y presión negociadora, con peligro real de acuerdo desequilibrado que consolide ganancias territoriales rusas y debilite la seguridad europea.[5][7][6]

  - Gaza/Líbano: escalada humanitaria y riesgo de extensión del conflicto a Líbano y la región, con fuerte erosión de la imagen occidental en el mundo árabe.[10][1]

Ámbar (riesgo medio)  

  - Indo-Pacífico/Taiwán: rearme taivanés y presión china en un equilibrio inestable; riesgo de incidentes, pero con disuasión aún operativa.[11]

  - Economía global/energía y tecnología: volatilidad del petróleo, tensiones en el sector del automóvil eléctrico y caída de la confianza del consumidor; amenaza indirecta para la estabilidad política y el apoyo a políticas de seguridad.[3][4][1]

  - Venezuela y crimen transnacional: presión selectiva sobre el régimen de Maduro y auge de redes criminales, con riesgo de desbordamiento regional si no se acompaña de estrategias integrales.[13][1]

Verde (riesgo bajo control relativo)  

  - Estabilidad institucional en las grandes democracias occidentales: pese a la polarización y los escándalos, las instituciones siguen funcionando, con prensa libre, controles judiciales y alternancia política, lo que garantiza capacidad de corrección si existe voluntad política.[14][2][1]

El día deja una conclusión incómoda pero clara: el orden occidental no está condenado, pero tampoco está garantizado; su supervivencia depende de la voluntad de defenderlo —con claridad, cohesión transatlántica y coraje político— frente a quienes apuestan por un mundo de transacciones sin principios, de cesiones disfrazadas de paz y de silencios que, al final, siempre pagan los más vulnerables.[6][4][2][1]

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